I Jornadas sobre Arte y Turismo - Canibalismo y sociedad de consumo.

27 y 28 de noviembre, 2 y 3 de diciembre, 2014.

Museo de Historia y Antropología de Tenerife.

San Agustín, 22, 38201. San Cristóbal de La Laguna.

 

El mito de la antropofagia, el canibalismo, siempre ha acompañado a la imaginación antropológica occidental y es uno de los tropos más recurrentes a la hora de explicar las diferencias culturales. En las últimas décadas se ha convertido en tema de debate que atraviesa tanto fronteras disciplinares como ámbitos de actuación en las artes, las humanidades y las ciencias sociales. En los más recientes intentos por caracterizar las prácticas socioculturales de las sociedades tardomodernas,  la figura y el mito del caníbal ha probado ser especialmente fructífero y, también, inevitablemente controvertido.  

 

Programa:

 

Jueves 27 de noviembre:

17,00 – 18,00 Juan Pablo Wert, Caníbal: turismo interior.

18,30 – 19,30 Mariano de Santa Ana, Caníbal Mix.

19,30 -­‐ 20,30 Mesa redonda.

 

Viernes 28 de noviembre:

17,00 – 18,00 Julián Díaz Sánchez, Canibalismo tácito en Impresiones de África.

18,30 – 19,30 Vicente Benet Ferrando, Vestigios del exceso: cine, turismo y experiencias de lo extremo.

19,30 -­‐ 20,30 Mesa redonda.

 

Martes 2 de diciembre:

17,00 – 17,30 Damián Báez, Oscar Domínguez caníbal: Tenerife, “esto es surrealismo puro”.

17,30 – 18,00 Ingrid Krilewski, Chavismo Caníbal: la ingesta del Patriarca.

18,30 – 19,30 José Díaz Cuyás, Arte, globalización y películas de caníbales en la selva.

19,30 -- 20,30 Mesa redonda.  

 

Miércoles 3 de diciembre:  

17,00 – 18,00 Ralph Kistler, La revolución devora a sus hijos: el caso de la comuna de El Cabrito.

18,30 – 19,30 Fernando Estévez, Fetiches, fantasmas y caníbales: tres vengadores premodernos.

19,30 -­‐ 20,30 Mesa redonda.  

 

Conferencias:

 

Juan Pablo Wert, Caníbal: turismo interior.

Buena parte de lo que se entiende como exotismo resulta en general un producto introspectivo delirante que se experimenta como proyecto social (utopía). Una forma paroxística de exotismo lo constituye el canibalismo, que se pretende abordar a través de tres hitos: la localización histórica del caníbal (M. de Montaigne), las representaciones del exotismo en los “nouvimundi” o “tutilimondi” (visores  de  imágenes  fantásticas  del  “Nuevo  Mundo”) y las inserciones contemporáneas en la industria turística (el turista como sujeto fotográfico en la obra de Martin Parr y en un ejemplo de cine erótico serie B de los años setenta, “Enmanuelle negra y últimos caníbales”). Con ello se pretende ilustrar, siquiera de manera embrionaria, el carácter circular -‐propiamente tuor-ístico­‐ e interior de toda fantasía exótica y principalmente de sus manifestaciones extremas.  

 

Mariano de Santa Ana, Caníbal Mix.

Sin danza no hay ceremonia caníbal que valga. Sin danza ningún festín antropófago sabría igual. La charla no puede ser al respecto sino una invitación a la danza. Para ello durante la misma se observará el paso que marcan distintas figuras que desfilan por éstas que unos conocen como Islas de la Insolación y otros como Islas de las Mil Romerías.    

 

Julián Díaz Sánchez, Canibalismo tácito en Impresiones de África.

En su ensayo sobre Raymond Roussel, Michel Foucault habla de cómo “la palabra esconde lo que duplica y lo aísla por un tenue espesor de noche”. La intervención intentará leer la obra de Roussel y sus secuelas plásticas desde ese punto de vista.  

 

Vicente Benet, Vestigios del exceso: cine, turismo y experiencias de lo extremo.

Como es bien sabido, la imagen de España como país de experiencias pasionales y exóticas parte de la visión romántica difundida por viajeros, artistas y escritores, aumentada además por las exposiciones universales. Pero hay una derivación de esta visión que convertirá el viaje a España como un lugar de encuentro con lo extremo, entendido como lugar para la entropía, la degradación, la muerte, el desenfreno  corporal  o  lo  abyecto.  Perfilando  algunas  características  de  este concepto, plantearé una propuesta de investigación a largo plazo que integra esta elaboración de España como país de experiencias extremas, centrándome en su reflejo cinematográfico.  

 

Damián Báez, Oscar Domínguez caníbal: Tenerife “surrealismo puro”.

Oscar Domínguez recurrió en su obra a elementos relacionados con la antropofagia, al igual que sus contemporáneos surrealistas. Sin embargo, en el caso de Domínguez cabe destacar un elemento diferenciador, su obra en general y el tropo caníbal en particular tiene relación con un lugar concreto: Tenerife. Bretón visitó la isla con motivo de la exposición surrealista de 1935 y en una de sus excursiones la proclamó surrealista.  

 

Ingrid Krilewski, Chavismo Caníbal: la ingesta del Patriarca.

El  canibalismo  es  un tema de  discusión  obligada  en  América  Latina.  En  este sentido, la presencia de los Caribes como pueblos originarios de Venezuela, de los que deriva el término caníbal, frente a la figura mesiánica de Hugo Chávez Frías, propone claves antropofágicas para la comprensión del comportamiento político del territorio.  

 

José Díaz Cuyás, Arte, globalización y películas de caníbales en la selva.

Antes del pop nadie se atrevió a celebrar el erotismo de la nueva sociedad de consumo como Salvador Dalí, tampoco hubo nadie en los sesenta que llevara tan lejos el nuevo carácter especulativo de la mercancía como Yves Klein. Ambos abordaron el canibalismo en su obra, pero sobre todo desarrollaron una teoría antropofágica que, al contrario de lo habitual, estaba despojaba de negatividad y de exotismo. La metáfora del caníbal parece especialmente apropiada para aludir a la economía corporal en el momento de auge del consumo. Para la nueva cultura globalizada de los sesenta y setenta, la que asiste al nacimiento del turismo masivo, la remisión al canibalismo resulta sintomática en el arte del periodo, pero también en el cine popular, donde nacen nuevos subgéneros como el de caníbales en la selva –devoradores de turistas-­‐.  

 

Ralph Kistler, La revolución devora a sus hijos: el caso de la comuna de El Cabrito.

El asentamiento de una comunidad utópica en la Gomera en 1987 evidencia el nexo entre las ideas artísticas de la vanguardia radical de los años sesenta y la generalización del modelo turístico en la tardomodernidad. La sede vacacional de la finca El Cabrito fue el escenario final de esta comuna, fundada en Viena a principios de los años setenta por el artista del Accionismo Vienés, Otto Muehl, cuya obra puede ser interpretada en clave antropofágica.  

 

Fernando Estévez, Fetiches, fantasmas y caníbales: tres vengadores premodernos.

Buena parte de la identidad moderna y, por tanto, muchas de sus obsesiones, están atravesadas por las formas en las que se describieron, interpretaron y valoraron a los antiguos. En la desafortunada definición de la modernidad como lo contrario a la tradición, bárbaros, salvajes, y primitivos encarnaron todo aquello que habría precedido y negado las luces y la razón. Lo irracional se erigió sobre la permanente presencia y la constante ambivalencia acerca de lo primitivo. Tomándolos por animistas irracionales al creer que cosas, los fetiches, tiene vida propia, a la postre ha resultado ser que el capitalismo, ocultando en el mercado el verdadero valor de las mercancías, es el reino del fetichismo. No habiendo reconocido el asesinato y la usurpación de sus tierras, los primitivos regresan una y otra vez como fantasmas reclamando justicia. Acusados de canibalismo, el peor de los pecados, ahora la que es caníbal es la moderna sociedad de consumo. Nunca sirvieron para entender lo antiguo; por el contrario, fetiches, fantasmas y caníbales, han sido tres grandes metáforas  para,  precisamente,  intentar  comprender  lo  moderno.  Literal  o metafóricamente, los otros siempre han vuelto como el eterno retorno de lo reprimido y, tal vez, buscando venganza.